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54,34 €Los dos actos culminantes para los que ejercemos el noble arte de curar son el diagnóstico y el tratamiento. En modo alguno pueden ir desvinculados uno de otro y tienen su base en una formación sólida. Creo que todos los profesionales de la medicina desearíamos “curar a todos los pacientes y no producir efectos secundarios”, el primum non nocere que nos inculcan desde los primeros años de la licenciatura. Tras muchos años dedicado a la dermatología puedo decir que desgraciadamente esto no siempre es posible, aunque el progreso cada vez nos aporta más posibilidades de alcanzar esta meta. Como dice el Dr. Ray Gifford1, el DICTUM primum non nocere (lo primero, no hacer daño) es una herencia del pasado lejano y probablemente se originó con Hipócrates, cuando la terapéutica no se basaba en un sólido conocimiento científico y los medicamentos disponibles tenían más probabilidades de ser dañinos que útiles. Si de hecho esta frase se originó con Hipócrates, sin duda fue sacada de contexto ya que en su libro “Epidemias”, escribió: “En cuanto a las enfermedades, haz un hábito de dos cosas: ayudar, o al menos no hacer daño”.
Es este un precedente sobre la relación riesgo-beneficio que asumimos cuando realizamos un tratamiento. Sin duda es un “aforismo” a tener en cuenta pero que tomado al pie de la letra puede limitar de forma importante nuestro proceder terapéutico. Por todo ello es importante conocer y personalizar la terapéutica, aun sabiendo que, a pesar de nuestras mejores intenciones y conocimientos, pueden aparecer efectos secundarios. Todo lo anterior justifica el realizar un libro de mano que ayude a tomar decisiones frente al paciente, aunque no cabe duda de que es el médico, en este caso el dermatólogo, el que debe tomar, a ser posible con el paciente, la decisión final. La dermatología es una especialidad completa, por ello es rica en opciones terapéuticas que incluyen la terapia tópica y sistémica, la terapéutica física y, por supuesto, la quirúrgica, así como los métodos de estética-cosmética. Evidentemente la extensión de este “manual” no nos permite abarcarlas todas, por lo que fundamentalmente haremos alusión a terapéutica tópica y sistémica. Usaremos las medidas tópicas en dermatosis poco extensas y superficiales. Es una terapia efectiva con un grave inconveniente y es el cumplimiento del enfermo. Como se ha dicho en muchas ocasiones “es más fácil tomar una pastilla que untarse una crema”.
El tratamiento sistémico lo emplearemos en procesos extensos, profundos, a los que no alcanza la terapia tópica, y en las dermatosis que no responden a los tratamientos locales. En todo caso, es deseable la combinación de ambas terapias, en muchas ocasiones. 1 Ray W. Gifford Jr. “Primum Non Nocere”. JAMA, 1977; 238(7): 589-90. Libro 1. indb 7 5/9/23 9:52 VIII Manual de Terapéutica Médica en Dermatología En el presente trabajo revisaremos exclusivamente el tratamiento, sus mecanismos de acción, los efectos secundarios y los controles que se precisan en situaciones concretas. Hemos pensado en abordar la terapia en patologías concretas, en vez de hacerlo de forma global por principios terapéuticos. Así mismo hemos obviado los conceptos elementales de la farmacopea, las manifestaciones clínicas y los procedimientos diagnósticos, que pensamos deben ser ya conocidos. Se ha cuidado, especialmente, “poner al día” las líneas terapéuticas, pero las novedades son a veces más rápidas que la publicación de un texto. Por eso, es posible que puedan existir, esperemos que el mínimo, omisiones por las que pedimos disculpas. Esperamos que este trabajo pueda resultar de utilidad para todos los colegas y profesionales con interés por la dermatología.